ICE WATERFALL
El viaje comenzó con la visión audaz de Aniol Serrasolses, un intrépido kayakista respaldado por Red Bull, que anhelaba desafiar una cascada nacida de las entrañas de un glaciar. Después de años de búsqueda incansable, Svalbard se reveló como el escenario perfecto para este desafío monumental.
Durante más de cinco años, Aniol dedicó cuerpo y alma a la meticulosa organización de este proyecto titánico. Y así, con determinación indomable, surgió un equipo de cámaras formado por mí, Aleix Salvat, y Liam Fournier.
Entre los majestuosos paisajes árticos, cada momento se convirtió en una epopeya visual, desde los preparativos meticulosos hasta el instante trascendental del descenso. En medio del estruendo de la cascada y el viento gélido que siseaba en nuestros oídos, encontramos la esencia misma de la aventura: la búsqueda perpetua de lo excepcional, la superación de los límites y la gloria efímera pero eterna que solo el instante supremo puede otorgar. Y en ese momento, en el corazón del Ártico, entre la grandeza de la naturaleza y la valentía del espíritu humano, se escribió una página indeleble en la historia del deporte extremo.